PROFESOR. Dedo índice en forma de "gancho", a la altura de la sien, palma hacia el frente.
Movimiento repetido hacia el frente.
La historia de la educación de los niños sordos ha estado marcada por la permanente polémica entre dos concepciones: la audiológica y la sociocultural. La perspectiva audiológica analiza los distintos grados de pérdida auditiva, la localización del déficit, las ayudas técnicas que pueden compensar o paliar las pérdidas auditivas (audífonos, implantes cocleares, etc.); mientras que la perspectiva sociocultural define a las personas sordas no por lo que les falta (la audición), ni por lo que no son (oyentes), sino por lo que son, personas con capacidad que comparten una lengua, una historia y una cultura propia, que les confiere una “identidad”, la cual debe ser aceptada y reconocida en una sociedad que abogue por la “igualdad en la diversidad”. Cada una de ellas supone una serie de implicaciones para su desarrollo , tanto a nivel lingüístico como cognitivo y social, y en consecuencia para su inclusión o exclusión en la sociedad.
La respuesta educativa que ofrecemos a los alumnos sordos y sus familias no debería realizarse únicamente desde una u otra perspectiva, ya que la realidad de estos alumnos, como la de cualquier otro, se define desde múltiples dimensiones o variables. Y es desde estas mismas dimensiones, desde donde deberíamos partir en nuestras propuestas, ofreciendo una respuesta multidimensional.
Para que esto pueda ser factible y los dilemas resueltos se hace indispensable una clara disposición de entendimiento por parte de la comunidad educativa, y sobre todo por parte del claustro de profesores. Sólo con una actitud compartida de reflexión crítica, en un diálogo igualitario en el que todos los miembros puedan sentirse parte activa y protagonista, podrán analizarse o someter a revisión los procesos de toma de decisiones, así como los valores y principios desde los que abordamos nuestra labor.
Del mismo modo es indispensable entender que se trata de un proceso, que llevará tiempo y que nunca termina, en tanto que se persigue una continua mejora.
En este camino es igualmente perjudicial el “inmovilismo” de quienes piensan que todo lo hacen bien y que no son necesarios los cambios, como el querer conseguir “todo y ya”.
A TODOS AQUELLOS QUE DISFRUTAN DE SU TRABAJO,
QUE APUESTAN POR UNA MEJOR EDUCACIÓN,
A LOS MAESTROS COMPROMETIDOS,
A LOS MAESTROS POR VOCACIÓN.
FELICIDADES EN VUESTRO DÍA.
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